El buen jefe tiene que imponer respeto pero eso no significa que tenga que convertirse en una barrera infranqueable a la hora de hablar con él, ni que sus empleados tengan que pasarlo mal cuando tengan que hacerlo. Cierto es que cuando tenemos que hablar con el jefe es para asuntos más importantes que cuando lo hacemos con un compañero pero no debemos ponernos nerviosos, y si lo hacemos, aquí te aconsejamos para que no te ocurra.
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Ten claro lo que quieres comunicar
Lo primero que tienes que hacer antes de hablar con tu jefe es preparar bien lo que quieres decirle. No es una idea descabellada que antes puedas ensayar el discurso. Sé claro con ese mensaje. Puedes hacer un argumentario y más o menos poder llevarlo aprendido, y saber qué contestar en caso de una respuesta negativa. -
Ten claro cómo comunicarlo
Es importante el qué pero también el cómo. Por eso, antes de hablar con él y de tener claro qué le vas a decir, es una prioridad saber cómo: elegir un lenguaje adecuado, claro, sin ambigüedades, para que lo que quieres comunicar llegue limpio a tu interlocutor. -
Ayúdate del lenguaje no verbal
Para que tu mensaje sea un éxito, y para evitar también ponerte nervioso, es conveniente que te apoyes también en el llamado lenguaje no verbal, por ejemplo en el movimiento de manos, en los gestos que transmitan confianza y complicidad. Seguro que eso hará que estés más tranquilo. -
No seas negativo pero sé realista
Una de las claves para conseguir tu objetivo es entrar con confianza a la conversación, con optimismo en alcanzar el éxito, pero eso no debe cegarnos: la realidad es que también hay opciones de que la respuesta sea negativa y debemos estar preparados para ello. -
Mantén la calma
Intenta no transmitir nerviosismo mientras hablas con tu jefe. Hay técnicas de meditación (el mindfulness por ejemplo está muy de moda) que te pueden ayudar a evitar los nervios. -
Guarda las formas
Recuerda, estás hablando con tu jefe, de quien depende tu puesto de trabajo. No se trata de que le rindas pleitesía pero sí de ser respetuoso y de no perder los papeles. Es decir, aunque oigas algo que no te gusta, no elevar el tono de voz ni de faltarle el respeto porque eso puede ir en tu contra. -
Evita tics y mira a los ojos
Trata de dominar tus posibles tics como por ejemplo movimientos nerviosos de tus piernas, o tocarte el pelo, o morderte las uñas… Ese tipo de cosas hay que dominarlas. Como también jugar con las miradas y tratar siempre de mirar a los ojos a tu interlocutor.