A veces hacemos cosas inadecuadas en el trabajo sin saber que pueden ser perjudiciales para nuestra permanencia en la empresa. Repasamos alguno de los errores más comunes que hacemos en el trabajo.
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No ir vestido correctamente
Al trabajo hay que ir vestidos de forma adecuada, y claro todo depende del tipo de trabajo que se tenga. Si se usa uniforme llevarlo siempre limpio y correctamente, tal y como indican las normas, incluyendo zapatos y complementos. Si vas a la oficina en el caso de los hombres trajes grises o azul marino, ahora hay una gran variedad de posibilidades.En el caso de las mujeres se puede optar por trajes masculinos, los de raya diplomática siempre funcionan mejor que un traje gris. Otra opción son faldas hasta la rodilla que te permitan combinar jersey, camisa o blazer sin arruinarte. Esto es muy importante para quienes trabajan en comercial o de cara al público. -
Decir que tienes mucho trabajo
Si todo el tiempo dices que estás muy ocupado lo que sucede es que tus jefes y compañeros empiezan a pensar que o no eres eficiente, o que no les gustas y quieres mantener las distancias por alguna razón que desconocen y, por lo tanto, no les hace sentir muy cómodos. -
Ponerte demasiado perfume
Mejor una colonia fresca en el que caso de ellas y ellos. El perfume mejor para las cita y siempre en cantidades moderadas. -
Tener la mesa desordenada
Una mesa desordenada indica que tu cabeza y tu agenda no lo están. También pueden indicar que intentas abarcar mucho porque no sabes decir a nada que no, y al final la calidad de tu trabajo se resiente. Encontrar el justo equilibrio es lo más aconsejable. -
No felicitar a los compañeros que consiguen éxitos
Alegrarse por los logros ajenos, además de ser una norma de buena educación, es una manifestación de que eres una persona sana y nada envidiosa. Ya casi no existen proyectos que se pueden hacer de forma individual, por lo tanto reconocer los aciertos de los demás te asegura que cuando tú consigas tus objetivos también te será reconocido. -
Dejar los temas importantes para el final
Los temas importantes no pueden quedarse para el final por varias razones. Por un lado, el futuro de la compañía o del proyecto en el que trabajes puede depender de ello y hay que dejar un margen para poder revisarlos. Por otro, si surge algún imprevisto de última hora tendrás que quedarte cuando estés cansado para hacerlo o terminarlo por lo tanto los resultados no serán tan buenos porque estarás ejecutando la tarea bajo presión.
Planificarse y ejecutar en las fases que te pongas es la mejor estrategia para evitar esta situación, o al menos, que te suceda lo menos posible. -
No reconocer tus errores o equivocaciones
Fingir que no te equivocas nunca no es creíble, y cuando lo haces intentar que otro cargue con la responsabilidad es la peor de las opciones. -
Esperar a que te digan lo que tienes que hacer
Este comportamiento se puede entender como el típico de una persona que no le interesa su trabajo, que no está motivado o que no tiene iniciativa. Ninguna de las opciones es buena. Existe una más, que se sea tan tímido que no te atrevas ni hablar. Nada de esto es óptimo para desempeñar bien un trabajo, sea del tipo que sea.
A tus jefes no le va a gustar y se podía incurrir en una negligencia por no haber preguntado a tiempo y estar esperando que te den instrucciones todo el tiempo. Si no estás seguro de lo que hay que hacer pregunta y reclama instrucciones.